IU descarta al movimiento pacifista como fuerza integradora

https://izquierdaunida.org/wp-content/uploads/2024/06/ENRIQUE-SANTIAGO.-PLENO-Junio-2024.jpg

Antiguos líderes de Izquierda Unida (IU) han rechazado la idea de que el movimiento pacifista en España pueda resurgir como un elemento unificador de la izquierda frente al PSOE, tal como sucedió en 1986 con el referéndum sobre la permanencia en la OTAN. A pesar de que el incremento del gasto militar y el rol de España en la Alianza Atlántica han vuelto a provocar tensiones entre los sectores progresistas, las diferencias ideológicas y estratégicas entre las fuerzas de izquierda complican una acción conjunta comparable a la de esos años.

La situación actual difiere considerablemente de los años ochenta, cuando el movimiento pacifista y en contra de la guerra logró unir a partidos políticos, sindicatos, colectivos sociales y a una gran parte de la población para exigir la salida de España de la OTAN. En 1986, con la conducción de líderes históricos como Julio Anguita y Santiago Carrillo, la izquierda consiguió formar un extenso frente que se opuso al gobierno socialista de Felipe González, aunque el referéndum finalmente confirmó la continuidad en la organización militar.

Un entorno político dividido

En la actualidad, el escenario político resulta ser significativamente más complicado. La izquierda en España está dividida en varios partidos y plataformas, presentando diferencias notables en sus prioridades y enfoques. Aunque agrupaciones como Podemos e Izquierda Unida critican sin reservas el incremento del presupuesto de defensa promovido por el gobierno de Pedro Sánchez, otros elementos del ámbito progresista, como el propio PSOE, respaldan estas medidas como parte de los compromisos internacionales de España.

De acuerdo con Enrique Santiago, quien fuera coordinador federal de IU, «el movimiento antibelicista ya no posee la misma capacidad de convocatoria que en los años ochenta, dado que las dinámicas sociales y políticas se han transformado de manera significativa». Santiago subraya que, aunque la oposición al gasto militar y a la intervención en conflictos bélicos continúa siendo relevante para ciertos grupos de la izquierda, no es suficiente para crear un consenso amplio que permita enfrentar al PSOE de forma efectiva.

Asimismo, la guerra en Ucrania y el contexto geopolítico actual han intensificado el debate sobre la pertenencia de España a la OTAN, haciéndolo más polarizado. Mientras ciertos sectores de la izquierda critican la militarización y la dependencia de Estados Unidos, otros argumentan que la Alianza Atlántica es esencial para asegurar la protección en Europa ante amenazas externas.

La posición del PSOE y los conflictos internos

El PSOE, en su rol de partido gobernante, ha respaldado firmemente su compromiso con la OTAN y el incremento del gasto en defensa, sosteniendo que estas acciones son imprescindibles para cumplir con los deberes internacionales de España y fortalecer su posición en un mundo cada vez más incierto. Pedro Sánchez ha enfatizado que el gasto en defensa no debe ser visto como un abandono de las políticas sociales, sino como una inversión en la seguridad y la estabilidad del país.

El PSOE, como partido en el gobierno, ha defendido de manera firme su compromiso con la OTAN y el aumento del gasto militar, argumentando que estas medidas son necesarias para cumplir con las obligaciones internacionales de España y para reforzar su posición en un mundo cada vez más inestable. Pedro Sánchez ha insistido en que el gasto militar no debe interpretarse como una renuncia a las políticas sociales, sino como una inversión en la seguridad y la estabilidad del país.

Estas divergencias han complicado la formulación de una respuesta conjunta al incremento del gasto militar, lo que difiere de la capacidad de movilización que la izquierda demostró en 1986. En aquel tiempo, la oposición a la OTAN no era solo un asunto político, sino también un emblema de resistencia cultural y social frente al militarismo y la influencia de Estados Unidos.

Un movimiento pacifista menos vigoroso

Otra razón que explica la debilidad del movimiento pacifista actual es la ausencia de una base social amplia y unificada. Durante los años ochenta, el pacifismo era un valor fundamental para amplios sectores de la sociedad española, que aún recordaban las secuelas de la dictadura y la Guerra Civil. En contraste, hoy en día, el contexto es muy distinto, y la seguridad nacional tiene un lugar más prominente en la agenda pública, especialmente después del inicio del conflicto en Ucrania.

Así mismo, las prioridades de los movimientos sociales han evolucionado. Asuntos como el cambio climático, la igualdad de género y los derechos laborales han cobrado mayor relevancia, relegando en cierto modo las cuestiones vinculadas al pacifismo y al antimilitarismo. Esta situación ha complicado la formación de un frente común capaz de desafiar las políticas de defensa del gobierno.

Además, las prioridades de los movimientos sociales han cambiado. Temas como el cambio climático, la igualdad de género y los derechos laborales han ganado protagonismo, desplazando en parte las cuestiones relacionadas con el pacifismo y el antimilitarismo. Esto ha dificultado la construcción de un frente común que pueda desafiar las políticas de defensa del gobierno.

A pesar de las discrepancias entre el contexto actual y el de 1986, algunos antiguos líderes de IU opinan que el legado del movimiento pacifista sigue siendo pertinente como un recordatorio del potencial de la izquierda para unirse en torno a causas compartidas. No obstante, también admiten que es esencial ajustarse a las nuevas realidades políticas y sociales para desarrollar un proyecto político capaz de enfrentar los desafíos actuales.

«El problema no radica solo en la OTAN o el gasto en defensa, sino en la incapacidad de la izquierda para desarrollar una visión común de país», comenta Cayo Lara, excoordinador de IU. De acuerdo con Lara, la actual fragmentación no solo debilita a la izquierda en su oposición al PSOE, sino que también restringe su capacidad para vincularse con las inquietudes de la ciudadanía.

“El problema no es solo la OTAN o el gasto militar, sino la incapacidad de la izquierda para articular una visión compartida de país”, señala Cayo Lara, excoordinador de IU. Según Lara, la fragmentación actual no solo debilita a la izquierda frente al PSOE, sino que también limita su capacidad para conectar con las preocupaciones de la ciudadanía.

En conclusión, aunque el movimiento antibelicista sigue siendo un tema importante para ciertos sectores de la izquierda española, las condiciones actuales hacen improbable que pueda resurgir como una fuerza unificadora frente al PSOE. La fragmentación política, los cambios en las prioridades sociales y el contexto geopolítico han transformado el panorama, dejando a la izquierda con el reto de encontrar nuevas formas de articulación y movilización para enfrentar los desafíos del presente.

Por Alfredo Estrada